MANIFIESTO TEACHERS FOR FUTURE SPAIN
Queremos hacer referencia a la “Declaración de Tbilisi” celebrada en 1977 como punto de partida. En aquella Conferencia Intergubernamental se sentaron las bases de la educación ambiental (la Declaración de Tbilisi recomendó los siguientes puntos:
la educación ambiental debe ser un proceso de toda la vida, interdisciplinario y holístico, en naturaleza y aplicación). En cambio, muchos años después los avances no son satisfactorios y hoy podemos afirmar que la emergencia planetaria es innegable; nuestros estudiantes asisten a clase mientras nadie puede garantizar su vida digna en el futuro. Ante la pasividad de los gobiernos y tras años de reclamaciones por parte de colectivos no gubernamentales y de cumbres climáticas improductivas, surgen movimientos reivindicativos en favor del cuidado del planeta.
Desde Teachers for Future Spain creemos que todas las medidas que se han tomado en relación al cuidado del medioambiente son insuficientes y exigimos medidas eficaces que frenen el calentamiento global así como medidas que apuesten por la sostenibilidad. Exigimos medidas desde la educación pues es la base de todo aprendizaje y la formación integral de la persona y consideramos que las medidas expuestas en la mayoría de los programas educativos y concretadas en los contenidos de los currículos académicos en las distintas etapas por las diferentes administraciones educativas, son claramente insuficientes al tratamiento ámbito del cambio climático, la sostenibilidad y la educación ambiental.
Por ello proponemos:
NATURALIZACIÓN DE LAS PRÁCTICAS ESCOLARES PARA EL ACERCAMIENTO AL MEDIO AMBIENTE
Promover prácticas pedagógicas fuera del aula en el
medio ambiente natural del entorno más cercano al centro educativo que fomenten el contacto directo de los alumnos y alumnas con el mismo. Consideramos que solo mediante el acercamiento al entorno próximo se produce la vinculación para su cuidado. Sólo mediante el sentido de pertenencia al medio desarrollamos la conciencia ecológica. Y en este sentido entendemos que el e
ntorno escolar se revela en una fuente inagotable de elementos de enseñanza-aprendizaje para la sostenibilidad.
EDUCACIÓN AMBIENTAL EN TEORÍA Y PRÁCTICA
Para desarrollar la educación ambiental, necesitamos una
modificación del currículo que incluya de forma gradual y transversal los contenidos relacionados con la sostenibilidad. Caminar hacia una educación ambiental tiene que derivar en un currículo que conecte los saberes que aportan las disciplinas con la vida cotidiana y estos saberes deben surgir de un diálogo entre esas disciplinas.
Respecto a la
práctica, medidas como la incorporación de huertos y arboretos escolares permiten la vivencia desde la práctica de los ciclos de la naturaleza, el fomento del respeto y cuidado del entorno. La incorporación de huertos escolares y las zonas de compostaje en los centros educativos desde edades tempranas. La siembra de arboretos de especies autóctonas con el alumnado en las zonas verdes de los centros educativos, su uso escolar como elemento de aprendizaje, su cuidado y mantenimiento. Formación respecto al impacto ambiental que cada acto individual genera en el medio ambiente, para ello además de datos teóricos se facilitarán actividades como la salida a un vertedero, estación depuradora de aguas, estación de control de calidad del aire y similares. Incorporación de actividades o talleres con educadores ambientales expertos que completen esta formación ambiental.
PROMOCIÓN DE LA SOSTENIBILIDAD GLOBAL EN LOS CENTROS ESCOLARES
Pretendemos poner en práctica los
valores de respeto al medio ambiente en el día a día escolar, fomentando el contacto con la naturaleza y el entorno próximo .
Se debe facilitar la toma de decisiones compartida entre los distintos integrantes de la comunidad educativa: alumnado, familias, profesorado, personal no docente, ayuntamientos, etc.
La incorporación de los
principios de sostenibilidad en la gestión de los centros escolares: la eficiencia energética, el autoconsumo eléctrico a través de placas solares, la economía circular, la reutilización de materiales, el reciclaje en el aula, el uso de papel reciclado, la disminución de los plásticos, control de la contaminación acústica y sus efectos sobre la salud, vigilancia de la calidad del aire y su salubridad, vigilancia de la huella ecológica en los comedores escolares y meriendas, promoviendo el residuo cero, con especial atención a las huella de carbono e hídrica, la obligatoriedad de usar proveedores locales en los comedores escolares promoviendo que sean sostenibles y saludables (comida de temporada y de comercio local).
La extensión del
uso de la bicicleta, además de las rutas peatonales bien señalizadas, como elemento de transporte escolar, creando rutas seguras a través de carriles bici o calles tranquilas, rutas limpias respecto , también, a la calidad del aire para la vigilancia de la salud. La dotación de aparcamiento para las bicicletas en los centros educativos.
Fomentar medidas que eviten el uso del vehículo particular en el traslado a la entrada de centros escolares informando a las familias de los prejuicios para la salud. Generar accesos escalonados para evitar aglomeraciones y altas concentraciones de CO2.
La instalación de placas solares, molinos aerogeneradores, sistemas de aprovechamiento de agua de lluvia, riego por goteo y ahorro de agua, y el ahorro energético son ejemplos de medidas que los centros pueden abordar para llevar los principios de sostenibilidad a la práctica. Hemos de convertir nuestros
centros educativos en lugares
descarbonizados y modelos de una transición ecológica posible a una sociedad que cuida el planeta y es consciente de sus límites.
No podemos educar desde lugares que son sistemas opuestos a lo que enseñamos y aprendemos.
Este tipo de medidas conllevan un componente educativo que introduce los principios y contenidos de la gestión sostenible en el currículo del centro. De esta manera se alcanza un nexo de unión entre la práctica y la enseñanza de la sostenibilidad.
Para terminar, y aunque la urgencia nos apremia tal y como nos recuerda la comunidad científica, tenemos que ser conscientes de que en la
educación ambiental uno de los pilares básicos es la paciencia. Los cambios no se producen de manera inmediata, en la mayoría de las ocasiones los resultados se visualizan a largo plazo, pero el ser conscientes de esta realidad no nos puede seguir conduciendo al conformismo y debemos empezar a actuar ya.
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